Egipto, la Puerta de Orión by Sixto Paz Wells

autor:Sixto Paz Wells [Paz Wells, Sixto]
La lengua: spa
Format: epub, azw3
Tags: Novela, Realista, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2020-12-03T00:00:00+00:00

A muchos kilómetros de distancia, el avión que llevaba a Esperanza y a John Robertson aterrizaba en París; de ahí tenían tres horas y media en coche para llegar vía Rennes a Mont Saint Michel.

Salieron del aeropuerto en un coche blindado de lujo y en el camino Esperanza se puso a revisar en su ordenador toda la información sobre el tercer punto de la Línea Sacra, Mont Saint Michel, y, al parecer, uno de los más importantes, pues este sitio se localizaba a 1.000 kilómetros exactos del siguiente punto, que a su vez estaría a otros 1.000 kilómetros del siguiente, ambos, el cuarto y el quinto, en Italia.

Ahí leyó que algunas tribus celtas se asentaron en el bosque de Scissy, en los alrededores de Mont Saint Michel, y que utilizaban el monte para sus cultos druídicos. El lugar estaba dedicado, con el nombre de «Mi vel Tumba Beneni», esto es «Monte Tumba de Belenus», al dios galo del sol, un dios radiante, luminoso y conocido curiosamente con la denominación de «resplandeciente», aunque también era adorado en el norte de Italia.

El monte Tumba estaba marcado por un inmenso megalito rodeado de un cementerio.

Con el avance del cristianismo a la región en el siglo IV, Monte Tombe, como así se llamaba entonces y que se traduce como tumba, pasó a ser parte de la diócesis de Avranches. En el siglo VI, el monte, donde ya había monumentos megalíticos, pasó a ser un lugar de refugio de eremitas que llevaban una vida contemplativa y que fundaron en el lugar un oratorio dedicado al primer mártir cristiano, san Esteban.

En el año 710, Monte Tombe fue rebautizado «Mons Sancti Michaelis en Periculo Mari». Dos años después, el obispo de Avranches Auberto levantó un oratorio en el lugar dedicado a san Miguel Arcángel, producto de tres sueños en donde el arcángel se le apareció pidiéndole que construyera un santuario y lugar de peregrinaje. Supo que era el lugar confirmándolo por el hallazgo en el sitio de un extraño toro amarrado y usó las piedras de antiguos lugares de culto pagano para la construcción. Pero la edificación debía ser realizada a semejanza del santuario de San Michele Arcangelo del siglo V en el monte Gargano en Italia.

El emplazamiento que construyó el obispo era circular, y para santificarlo envió en el año 708 a dos monjes al monte Gargano a buscar reliquias vinculadas al arcángel. Lo que encontraron fue una piedra con la huella de su pie y un trozo de tela del manto del altar consagrado. Ya de regreso se produjo un terrible maremoto en la zona, que terminó de aislar el monte.

El lugar fue consagrado definitivamente al culto, instalando a doce canónigos en el lugar, que convirtieron aquel sitio en un centro de estudio, oración y peregrinación.

La primera mención escrita del lugar se encuentra en un libro en latín del siglo IX el Revelatio Ecclesiae Sancti Michaelis In Monte Tumba, escrito por un canónigo que vivía allí, redactado en una época muy violenta de luchas de poder entre Bretaña y el condado de Normandía contra el reino de los francos.

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